En el transcurso de las clases dedicadas al sorprendente Doménikos Theotokópulos, y durante las visitas realizadas a la ciudad de Toledo para presenciar la exposición del IV Centenario de El Greco, Mercedes ha ido sembrando, casi sin percibirlo nosotros, muchas inquietudes y ansias de conocimiento tanto acerca del propio pintor cretense como de su entorno cultural y espiritual.
Esta breve reseña pretende ser, en primer lugar, un agradecimiento a la labor de Mercedes; en segundo, una pequeña aportación informativa que puede proporcionar pistas para continuar adentrándonos en la figura del Greco.
RESEÑA
El Greco. Tres miradas: Cervantes, Rilke, Antonio López
En este libro, publicado en Madrid, Vaso Roto Ediciones, en 2014, sus autores, Clara Janés y Sarantis Antíocos, dan cita al arte de la pintura de El Greco, junto a la literatura moderna de Cervantes, la romántica del poeta Rilke y la estética contemporánea de Antonio López.
Se trata de tres breves estudios que, en su conjunto y en sentido lato, se pueden calificar de ensayo, si bien participa de la entrevista casi periodística, la descripción intimista de caracteres y datos autobiográficos de sus propios autores o recuerdos y experiencias vividas por los mismos.
Esta originalidad del género contribuye, casi de inmediato, a percibir deleite y amenidad en el lector, quien se siente envuelto por las singulares propuestas de Janés y Sarantis, así como por sus especulaciones, hipótesis y, sobre todo, sus atractivas formulaciones filosóficas de las que nos hace copartícipes.
Respecto del poeta praguense, Rilke (1875-1926), Janés deja constancia de su entusiasmo por la ciudad de Toledo que conoció gracias a la visión del cuadro de El Greco en el que pinta la ciudad bajo la tormenta. Así, la autora cita los versos de Rainer Marie Rilke referidos a su paso por el puente de San Martín:
Oh estrella precipitada en el abismo,
Que una vez vi desde un puente
No he de olvidarte nunca, ¡Siempre en pie!
Junto a la Catedral, la iglesia de San Vicente era uno de sus lugares preferidos pues en ella se encontraba el cuadro de la Ascensión de la Virgen de El Greco. Clara Janés reproduce la carta dirigida a Marie von Thurn und Taxis, amiga del bardo, en la que refiere sus reflexiones frente a dicha pintura:
Un ángel gigante irrumpe oblicuamente en el cuadro, otros dos se alargan tan solo, y de lo que sobra de todo esto, se origina el puro ascender, y no puede ser otra cosa. Esta es la física del cielo.
Y es que Rilke salpica y tiñe de ángeles sus Elegías de Duino, no en sentido religioso, como los de El Greco, tan admirados por el poeta romántico, sino como conceptos que presagian algo terrible, tanto que difuminan el límite entre la hermosura y lo trágico.
Lo que significa visualización del movimiento ascensional hacia la gloria de los ángeles del autor de El entierro del conde de Orgaz, se convierte en visualización del movimiento intimista hacia la Belleza, cuya contemplación llega a atormentar al autor de Elegías de Duino debido a su propia crisis anímica surgida ya en los aledaños de la Primera Guerra Mundial, viene a interpretar Clara Jarnés.
Sarantis Antíocos titula el segundo apartado del libro Talleres colindantes: Cervantes y El Greco. El estudioso griego constata la ausencia de documentos o textos de fuentes indirectas que acrediten que ambos artistas, que vivieron en Toledo, se conociesen o coincidieran en algún evento.
Sin embargo, Antíocos trabaja comparativamente las obras de uno y otro insertándolas en lo que denomina “talleres colindantes” refiriéndose a que tanto la ideología, sentir artístico, ética y valores humanos de El Greco (1541-1614)y de Miguel de Cervantes (1547-1616) coinciden, convergen y hasta se identifican en no pocos momentos. Se trata de dos intelectuales que entienden de idealidad y de realismo, de Don Quijote y Sancho frente al cielo y la tierra de El entierro del conde de Orgaz
Del mismo modo, la novela dentro de la novela, el teatro dentro del teatro, recursos propios del escritor alcalaíno, se corresponden, dentro del plano pictórico, con la mandorla dentro de la mandorla, el cuadro dentro del cuadro, del pintor y escultor cretense.
Y, continúa comentando Antíoco, igual ocurre con analogías biográficas, impresiones sentimentales, valoración religiosa de la obra artística, Contrarreforma, concepción del retrato humano y humanístico. Por ejemplo, si en el” taller de la palabra” se afirma:
Yo no soy bueno para palacio, porque tengo vergüenza y no sé lisonjear (M Cervantes El licenciado Vidriera )
no nos extrañe encontrar en el” taller de las Anotaciones a Vitruvio”, de El Greco, repleto de conceptos teóricos:
El verdadero camino es decirles la verdad y no aplaudirles
Por último, nuestros dos ensayistas se reúnen con Antonio López, famoso pintor manchego de la actualidad para analizar y departir acerca de la cosmovisión de artista a lo largo del tiempo; los recursos pictóricos como las proporciones, lo acabado y lo perfecto, el dibujo, el color, la universalidad de la cultura…
El punto de partida lo constituyen de nuevo las notas que El Greco apuntó al tratado De Arquitectura, de Vitruvio. Las distintas opiniones y pareceres de los tres interlocutores, Clara, Sarantis y Antonio se suceden, se contraponen, se cuestionan o informan invitando al lector a la reflexión personal sobre temas no ya estrictamente propios de las Bellas Artes, sino del contexto personal, social, histórico o de la propia Humanidad.
Carmen Montero (Arte jueves 19.30 )