De Kooning borrado por Rauschenberg; poema-écfrasis por Pedro Miguel Lucía.

\"Imagen1\"

    Amar y destruir
(Erased De Kooning drawing
by Robert Rauschenberg 1953)
“El que llega al Curso se halla fuera del riempo,
el que pierde el Curso regresa a la vejez.”
Li Bai


Parece que no estemos más que ante una ruina balizada,
una postal aérea de la capital destruida de Armenia, campos
de Troya, cascajos blancos y maleza, ¿Esparta?. Un marco
valioso para mostrar cómo cumple la Entropía su tarea.
No es así: el mínimo de documentación e historia
compañeras de cada cuadro con sus porqués, cómos, quiénes,
cuándos, en este caso han de impedirnos ignorarlo,
poniéndose delante a cada paso.


Aquí otra vez la antigua anécdota del encuentro
entre un maestro mayor hecho a sí mismo paso a paso,
con el improbable discípulo destinado a superarle,
aunque las chispas oscuras que saltaron no han dejado de incendiar
nuestros sueños fríos, de apagar nuestras razones inflamadas,
desde 1964 en que se expone, aplaude, celebra o lo contrario.


No logro imaginar, de los pintores en ejercicio en los cincuenta,
a cuál se hubiera atrevido Rauschenberg acercar con su embajada.
Excepto a De Kooning -Arshile Gorky ya había muerto.


Había conocido la pobreza. En su Holanda natal trabajó de aprendiz
y estudió arte en la escuela nocturna. Sin dominio del inglés,
emigró a Estados Unidos con dieciocho años, pintor de brocha gorda,
pintor comercial, diseñador de murales para la WPA en la depresión,
se hizo sitio con cambios dramáticos: rompió docenas de sus cuadros
cuando sintió que no eran lo que quiso, pintó encima de otros
para aprovechar la tela, tuvo que pintar en blanco y negro
cuando no le alcanzaba para comprar colores.
-1-


Entró y salió del alcoholismo e integró la figuración y el vigor
de su trazo desesperado con los supuestos neoyorkinos:
El cuadro como acción y escena de la acción.
Estaba triunfando el Expresionismo Abstracto,
De Kooning iba a inaugurar su tercera exposición individual.
No estaba solo, le rodeaban una esposa también artista y amigos.


La seria propuesta de que seleccionara un dibujo para borrarlo
emitida por alguien al que casi doblaba la edad,
con estudios de arte en Arkansas y en el Black Mountain College,
un hombre vital con jovialidad de cowboy,
sabemos ahora que le sonó llena de sabia ingenuidad.
Lo tomaría quizá como una prueba más de la carrera del héroe.
¿Quién dijo que esta, si se empieza, debe acabar alguna vez?.


Seleccionó uno de una serie de nueve, técnica mixta,
lápiz, pastel, carbón y tinta, del que no queda apenas nada:
Rauschenberg tardó un mes en borrarlo; de inmediato
viene el título de Aleixandre a guiarnos “La Destrucción o el Amor”,
pues maestro y joven aspirante se dan perfecta cuenta
de que ponen la sagrada autoría y el uso de la obra
en devastadoras manos amorosas: construyo para derribar.


Ambos estuvieron de acuerdo desde rincones opuestos:
Ser es Hacer para los dos firmantes,
Una vida ilumina de continuo hasta extinguirse como un sol,
no puede evitarlo ni reservarse ni negarse.
Una persona es lo que hace aunque no siempre sepa lo que hace.


Pedro Miguel Lucía, Mayo, 24, MMXV

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