Paisaje de la multitud que vomita (Anochecer de Coney Island). Por Carmen Montero

\"Rene-Magritte-The-Lovers-1928\"Paisaje de la multitud que vomita

(Anochecer de Coney Island)

Antes de iniciar la lectura de estos fragmentos surrealistas de Paisaje de la multitud que vomita, de Federico García Lorca, recordemos exclusivamente un hecho en la vida del poeta granadino. El joven Lorca llega a Nueva York en 1929, fecha de la redacción del libro, y la inmensidad caótica y deslumbrante de la ciudad produce en él un efecto casi cegador respecto de Fuentevaqueros y Granada, provincianas, luminosas y artísticas. De igual modo obra el poder magnético e impersonal de Nueva York en el ánimo del bardo quien, en esos momentos, era presa de una profunda depresión existencial.

No necesitamos conocer más datos, ni es nuestra intención enumerarlos, para abordar con éxito el proceso de comprensión del texto que sigue a continuación. Y es que la angustia vertebra esta sucesión de poemas de versos libres y versículos surrealistas. Tampoco sería necesario, ocho años más tarde, conocer más detalles que también el de la angustia para empatizar con el \”Guernica\”

La mujer gorda venía delante

arrancando las raíces y mojando el pergamino de los tambores

La mujer gorda

que vuelve del revés los pulpos agonizantes

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5           La mujer gorda, enemiga de la luna

corría por las calles y los pisos deshabitados

y dejaba por los rincones pequeñas calaveras de paloma

y levantaba las furias de los banquetes de los siglos últimos

y llamaba al demonio del pan por las colinas del cielo barrido

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10        y filtraba un ansia de luz en las circulaciones subterráneas.

Son los cementerios. Lo sé. Son los cementerios.

y el dolor de las cocinas enterradas bajo la arena

Son los muertos, los faisanes y las manzanas de otra hora

los que nos empujan en la garganta.

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15     Llegaban los rumores de la selva del vómito

con las mujeres vacías, con niños de cera caliente

con árboles fermentados y camareros incansables

que sirven platos de sal bajo las arpas de la saliva.

Sin remedio, hijo mío, ¡vomita! No hay remedio.

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20   No es el vómito de los húsares sobre los pechos de la prostituta

ni el vómito del gato que se tragó una rana por descuido.

Son los muertos que arañan con sus manos de tierra

las puertas de pedernal donde se pudren nublos y postres.

Yo, poeta sin brazos, perdido

                                                        25    entre la multitud que vomita,

sin caballo efusivo que corte

los espesos musgos de mis sienes

Pero la mujer gorda seguía delante…

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Finalizada la lectura de este primer encuentro con Paisaje de la multitud que vomita caemos en un no sé qué incierto que nos deja con pena negra, por emplear una expresión del propio Lorca. Nos rendimos, exhaustos, a su gran pesimismo y descorazonamiento sin poder justificar los motivos del desánimo porque, afirmamos, no entendemos nada.

Sin embargo, con esta declaración estamos cometiendo un error de enfoque importante que puede viciar el análisis posterior tanto del texto literario como de cualquier obra pictórica. Los artistas surrealistas no muestran para que entendamos, sino para que sintamos  sus emociones, sus estados de ánimos. El cineasta Luis Buñuel rechazó siempre la crítica literaria de sus películas.  Recordemos, asimismo, que Mercedes afirma tratarse de un arte subjetivo; diríamos ferozmente subjetivo, como lo fue el expresionismo. De ahí que también nuestra subjetividad sea  la que reciba, valore, comparta, se identifique con el producto artístico.

Tan es así que los escritores y pintores vanguardistas abandonaron la herramienta de la lógica y de la coherencia para expresar sus mensajes. De nada sirve, pues, analizar la obra de arte surrealista bajo la luz de la razón. Así, en literatura, se suprimen nexos, puntuación, tipografía y, sobre todo, el sentido y la significación; se escribe al hilo de lo que dicta la espontaneidad, ajena también a cualquier regla gramatical o sintáctica. Es lo que denominamos escritura automática. ¿Por qué tratar de entender, entonces, el poema o el cuadro surrealista de un autor que busca no significar nada sino llegar a nuestro subconsciente?

Bien entendido, podríamos afirmar que muchos cuadros vanguardistas  disponen también de este tipo de escritura cuando deconstruyen, abstraen, eliminan perspectivas y, en fin, vuelven la espalda a la copia fiel de la naturaleza. Incluso, en tiempos pretéritos, surge el genio surrealista, como es el caso del Bosco (1450-1516 ) quien, en la tabla del Infierno, del tríptico del Jardín de las delicias, recurre también al vómito, el de las monedas, el del pecado de la lujuria , como ejemplo verdaderamente irracional y personalísimo de las torturas que Satanás aplica a los pecadores.

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Con todo, es cierto también que a los autores que protagonizan este movimiento que rinde culto al mundo onírico se les escapa en muchas ocasiones el comentario racional, la coherencia en la estructuración de las imágenes, perspectivas, colores, bien porque es utópico suprimir los dictados de vigilia, bien porque, como Lorca, les asusta no ser comprendidos, por lo que no se abandonan totalmente a los automatismos. De ahí esa combinación casi paradójica entre el título del poema, Paisaje de la multitud que vomita, propio de una alucinación, y el subtítulo Anochecer en Coney Island, con el que Lorca, diríamos coloquialmente, quiere que le entiendan.

Pero continuemos con nuestras reflexiones tras haber realizado la lectura de estos inquietantes versos y desmenucemos la angustia lorquiana en sus imágenes a la luz de su contexto. En ellas descubrimos que existen dos ámbitos estrechamente vinculados a un contexto negativo y destructivo que obsesionan al poeta. El primero es  la ciudad de Nueva York, a la que se dedican imágenes visionarias que resultan dignas de un surrealista metafísico como René Magritte:

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                corría por las calles y los pisos deshabitados / y dejaba por los rincones pequeñas     calaveras de paloma (VV 6-/)

Tanto lo deshabitado como el mundo de la muerte \”duelen más\” porque Nueva York es ciudad muy viva, muy poblada porque la altura de sus rascacielos dan muestra de millones de habitantes y porque el poema trata de la multitud.

                las colinas del cielo barrido (v 9)

donde las \”colinas arquitectónicas\” trepan y barren el cielo sumiendo en la tristeza.

Otra  descripción agónica es la de los subterráneos neoyorkinos que sugiere  tinieblas de ausencia de vida:

                 un ansia de luz en las circulaciones subterráneas (v 10)

La multitud, la gente, agrupada en masas, duplica el carácter opresivo que la ciudad americana produce en la mente de Federico García Lorca. En particular, y estratégicamente situada, inaugurando y cerrando el poema, la mujer gorda:

                La mujer gorga venía delante (v 1 )

                La mujer gorda (v3)

                pero la mujer gorda seguía delante (v 28)

Con la repetición obsesiva de estas palabras, a principio de verso, sentimos la  cerrazón que siente el poeta al que se le impide la visión de la perspectiva urbana.

Pero no todo son imágenes visuales. También oímos los rumores del vómito:

llegaban los rumores de la selva del vómito (v 15)

o sucumbimos a las desgarradoras secuencias  táctiles de la amputación de los brazos entre la multitud

Yo, poeta sin brazos, perdido

 entre la multitud que vomita

Es la imposibilidad o la prohibición de amar, experimentada en la cruel soledad de la marea humana. Aprisionado hasta la mutilación, la voz poética clama por un caballo efusivo, símbolo de la ansiada libertad.

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También los camareros incansables corren al ritmo frenético de la urbe; las mujeres vacías (v 6) están despersonalizadas;  los niños de cera caliente( v 6), cosificados.

El segundo universo sugerido en esta creación artística, amén de otros muchos, es el de la tradición, lo familiar, lo telúrico; lo innato; es decir, Granada en la ausencia, inevitable y fatal recuerdo .Y es que la nostalgia de Granada es grande y su imagen subyace en el subconsciente generando de nuevo impotencia y lamento: arrancando las raíces (v 2); enemiga  de la luna (v5); el dolor de las cocinas enterradas bajo la arena (v 12)

Dentro de este paraíso perdido por la rudeza neoyorquina que aniquila las costumbres rurales, se repite la imagen propia del campo de la alimentación estableciéndose de nuevo fuertes contrastes entre los distintos versos:

que vuelve del revés los pulpos agonizantes (v )

donde la muerte llama y remata la muerte, o en

                se pudren los nublos y postre (23)

en que la muerte se visualiza en lento proceso, como en

                los árboles fermentados ( v )

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Y cuando la mujer gorda

                …levantaba las furias de los banquetes de los últimos siglos (v )

la modernidad fagocita sin remilgos las viejas costumbres.

Y será a fin de cuentas Coney Island, la península al sur de Nueva York, a la que se podía acceder por barco y que contaba con numerosos lugares de expansión y recreo, la que produce el vómito de la multitud que acude a ella a beber y a comer

platos de sal bajo las arpas de la saliva (v 18 )

Y será también la multitud que vomita, quizá la chusma, el populacho, los marineros, prostitutas…

…los muertos que arañan con sus manos de tierra…( v 22)

los que cierran la interpretación de ese no sé qué angustioso que nos producía la lectura del poema.

Tan solo un rasgo de personalidad, de carácter, una anécdota vital, un dato biográfico pueden seducirnos e invitarnos a la aproximación o interpretación de la obra de arte. Después, pueden invitarnos a manejar las distintas combinaciones de un lenguaje tan inusual, inédito, sorprendente como es el surrealista: las márgenes del sueño, su contextualización, su esencia irracional, ilógica e irreal; su distribución en el corpus artístico. Y los guiños a los que alude Mercedes. Como cuando Picasso evoca a sabiendas a los maestros de la historia. Muchas veces los artistas remiten a otros momentos, a otros autores.

¿Por qué no intentar nosotros, espectadores históricos, relacionar y comparar

                …las manzanas de otra hora ( v 13 )

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con la manzana de oro robada por Hércules;  con la de Paris;  la de Eva..?

Carmen Montero “jueves 19,30”

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